ni los gestos, ni mi cama
ni esa complicidad que inunda nuestras miradas.
Es tan cruda mi impotencia de no poder hacer nada
que intento escribir en versos lo que de ti oculta mi alma.
Tu valor del desamparo en mis días de añoranza
tu mentira tan sutil que parece un mar en calma
Tu felicidad a oscuras que cantas por las mañanas
y que lloras por las noches como el perro a solas ladra.
La única verdad del tiempo
que aunque no lo mires, pasa.
La paciencia de un principio
o el final de una entre tantas
melodías de esperanza
que cantas, cantas y cantas.
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